y llegó Debian....
Poco después de haber llegado a aceptar a SuSE como probablemente la mejor distribución de Linux que podría encontrar para usar en mi Laptop, me encuentro con la destrucción por completo del escritorio KDE en un intento (fallido) de instalar el gestor de paquetes apt-get.
Ya que prefería no agarrarme dolores de cabeza intentando dejar todo exactamente como estaba antes, preferí simplemente volver a respaldar mi directorio personal y reinstalar SuSE desde cero. El proceso prometía ser aún más sencillo que la primer vez al tener ya las particiones armadas. Fué ahí que me pregunté por qué no probar el Debian 3.1. Lo peor que me podría pasar sería que no me gustase, caso en el cual le instalaría SuSE por encima.
Debo admitir que nunca me había enfrentado por completo con una instalación de Debian. El proceso fue más duro de lo que estaba acostumbrado. Hasta el momento solo tenía experiencia con instalaciones de Red Hat, Fedora Core y SuSE, cuyos instaladores son muy amigables y lindos a la vista.
El instalador de Debian se lo podría comparar con el de Windows (cualquiera de ellos ya que son todos iguales); texto blanco sobre una fulminante pantalla azul donde flotan diálogos. El proceso fue bastante directo hasta el momento de configurar las particiones, esa fué la parte más complicada y debió llevarme aproximadamente 40 minutos encontrarle las vueltas al particionador, configurar el disco y asegurarme que todo estaba bien (no podía darme el lujo de borrar otras particiones sin querer).
Una vez armadas las particiones, llegó el momento de configurar los paquetes de Software y la configuración del Hardware. Tras un buen momento de trabajo por lotes, finalmente el sistema reinició y Debian comenzó a cargar.
Para quienes leyeron el Post anterior, podrán decir que no me puedo quejar. Me encontré no con una, sino unas cuantas cosas que no quedaron bien configuradas en el proceso de instalación, por ejemplo el XFree86 (el servidor de gráficos para los escritorios), por lo cual tuve que tocar algunos archivos de configuración y esperar lo mejor. También tuve que instalar la placa de red a mano, agregar las demás particiones la jerarquía del sistema de archivos, por no mencionar que aún me falta todo el asunto de los pen drives y la batería.
Hoy sin embargo, viendo hacia atrás, debo admitir que el proceso fué (y esta siendo) de lo más divertido. He personalizado el escritorio y el sistema en general para dejarlo pronto para mi uso diario. En este momento puedo realizar completamente todas las tareas básicas como navegar por Internet, leer el correo, hacer documentos, programar (C++ y Java). El sistema nunca se vio mejor.
Además, he notado que el desempeño del sistema es mucho mejor que el de SuSE 9.3, dispone de gran flexibilidad y el apt-get resulta ser una herramienta invaluable a la hora de instalar, configurar y gestionar Software.
Todo esto me recuerda algo que leí en el segundo documento de Halloween de Microsoft, donde uno de los empleados del Sr. Gates estaba probando una distribución de Caldera Linux para "evaluar a la competencia" y por una de esas cosas se puso a expandir una aplicación existente, agregandole la funcionalidad que según él le faltaba. Él mismo describió el proceso como "exaltante y adictivo". Bastante fuerte para venir de un empleado de MS.
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